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En el centro, tres mujeres cantaron: Pamela Rodríguez, Rossana Valdivieso y Magaly Solier, cuya presencia cada día tiene más fuerza y elegancia interpretativa. El hecho de que su abuela fuera asesinada por Sendero le daba un peso gigante a sus palabras de ternura y reconciliación. Al final las tres cantaron Solo le pido a Dios, el himno de León Gieco, que, como todas las versiones usadas en exceso, puede resultar empalagosa. Pero cuando pasaron del español al quechua, traducido por la Solier, sucedió algo extraordinario: la misma canción, gastada por el abuso, cobró una vida nueva y potente que sobrecogió al auditorio.
