miércoles, 14 de noviembre de 2018

DON DIABLO Y LOS CHURIN CHURIN FUN FLAYS (Frank Carhuancho Pérez)

En su texto “La otredad Lingüística y su impacto en la conquista de las Indias” Beatriz Vitar sostiene que el origen de la expresión “hablar en cristiano” podría tener su origen en el temor a lo desconocido de los primeros misioneros que llegaron a estas tierras: “La incomprensión e inaceptación de los Otros tiñen el primer impacto de los europeos en su encuentro con otras culturas, recurriéndose a la «diabolización» para explicar las diferencias”.  Influidos por las ideas de Eusebio de Cesarea (263-339 EC), los misioneros jesuitas, que oían por vez primera el idioma incomprensible de los naturales de estas tierras, habrían demonizado las lenguas indígenas bajo el supuesto de que Satanás se comunicaba con los hombres mediante sonidos extraños e incomprensibles, que, seguramente, se parecían a los sonidos que escuchaban de los indígenas.

Vitar agrega “En este contexto,  la empresa de vencer las dificultades idiomáticas, asumida con extraordinario celo por los misioneros jesuitas, parece adquirir el carácter de un combate más contra el demonio, causante de la confusión y el desentendimiento entre los hombres al «hablar» por boca de los indígenas mediante un lenguaje ininteligible” (las cursivas son mías).  Por ello, hablar en cristiano significaría, por oposición, hablar con sonidos inteligibles y civilizados que permiten la comunicación y el entendimiento, es decir, hablar en cristiano es hablar en español, la lengua de la evangelización y de la civilización europea. 
Es en este preciso sentido que considero la canción “Churin churin fun flays” como una expresión demoníaca. En tanto es una expresión de sonido extraño e incomprensible. Más aun, es una palabra que significa (según se expresa en la canción que la detalla y explica) “quién sabe”, lo que podría interpretarse de dos maneras.

La primera interpretación supone una identificación entre las dos expresiones, es decir, “Churin churin fun flays” sería otra forma de decir “¡quién sabe!”, lo que implicaría que la persona que responde a una pregunta con la expresión “churin churin fun flays” desconoce la respuesta a la pregunta que le ha sido hecha, pero no desconoce el significado de la expresión que está empleando.

En el capítulo “Blanca Nieves y los siete Churin churin fun flays”, por ejemplo, Blanca Nieves (Florinda Meza) le pregunta al enano Feliz (Edgar Vivar) “¿por qué razón siempre estás contento?” la respuesta es fácil de adivinar: “churin churin fun flays”. Podría interpretarse, en este caso, que Feliz no sabe cuál es la razón de su alegría, de esa sensación placentera de continua satisfacción que lo hace sonreír y hasta soltar carcajadas la mayor parte del tiempo. Por ello, su respuesta podría traducirse por “ni siquiera yo mismo sé cuál es el motivo de mi felicidad”, en otras palabras: “¡quién sabe!”.

Sin embargo, la expresión “churin churin fun flays” tiene otra interpretación que podría calificarse como demoníaca (en el sentido específico que se planteó al inicio: causante de la confusión y el desentendimiento entre los hombres).  Esta interpretación se basa en el hecho de que la canción no estaría estableciendo una equivalencia entre dos expresiones, sino que estaría manifestando su perplejidad frente al significado de “churin churin fun flays”: “Hay unas palabras clave que significan quién sabe”. Es decir, aquella persona que responde a una pregunta con la expresión “churin churin fun flays” no sabe lo que esta expresión significa, pero sabe lo que esta expresión genera: un error en la comunicación.

En el capítulo mencionado, Blanca Nieves pregunta al enano Toth (Rubén Aguirre) “¿dónde guardan los diamantes que sacan de la mina?”, la respuesta de Toth es la misma que la de Feliz. Sin embargo, a diferencia de este último, Toth no quiere decir que no sabe cuál es la respuesta (¿cómo podría no saber dónde guardan los diamantes que ellos mismos sacan de las minas?), su objetivo es evadir la pregunta, provocar un error en la comunicación que impida que la información que se le solicita sea conocida. Su objetivo es, para decirlo en dos palabras, generar confusión.
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Podría cuestionarse esta última interpretación arguyendo que existe la posibilidad - remota, pero real- de que Toth realmente no sepa dónde guardan los diamantes. Sería posible que alguien, que no es él, sea el encargado de esconder los diamantes en un lugar que nadie más conoce. Sin embargo, aun si aceptamos esta posibilidad, la canción que se encuentra en el disco de 1979 “Así cantamos y vacilamos en la vecindad del Chavo” no deja dudas acerca de cuál es el sentido de la expresión “churin churin fun flays”. Veamos solo dos ejemplos de los muchos que se encuentran en el disco: El Chavo pregunta: “Oiga, doña Clotilde, ¿qué se siente tener cara de bruja?”. Por su parte, doña Clotilde pregunta: “Señor Barriga, ¿cuándo va a arreglar la vecindad que se está cayendo de vieja?”.

Desde mi punto de vista, dada la gran variedad de ejemplos presentes en el disco, es evidente que el sentido de la expresión que prima es el segundo. Es decir, no se sabe qué significa “churin churin fun flays”, lo que se sabe es que se usa esta expresión cuando se quiere generar confusión. O, para decirlo en los términos con que empezamos este divertimento: podríamos usar esta expresión cuando querramos ponernos demoníacos.