sábado, 15 de mayo de 2010

CANONICEMOS A LAS PUTAS (Catón Nino Garabato)*




No engañas a nadie, eres honesta, íntegra, perfecta; anticipas tu precio, te enseñas; no discriminas a los viejos, a los criminales, a los tontos, a los de otro color; soportas las agresiones del orgullo, las asechanzas de los enfermos; alivias a los impotentes, estimulas a los tímidos, complaces a los hartos, encuentras la fórmula de los desencantados. Eres la confidente del borracho, el refugio del perseguido, el lecho del que no tiene reposo...


Jaime Sabines, “Canonicemos a las putas


Los que hace varios meses vimos con emoción cómo un grupo de generosos vecinos se oponían con palos y piedras a la clausura del único burdel legal en Huancayo, el “Intihuatana” (“Lugar en donde se ata el sol”). Hoy vemos con espanto cómo se clausuran uno tras otros los burdeles informales más concurridos de la ciudad.
¿Acaso nuestras autoridades no saben que no habría oferta si no existiese demanda? Esto es algo que ya lo tenía claro hasta uno de los padres de la iglesia como San Agustín, que en el siglo V escribía lúcidamente: “Cerrad los prostíbulos y la lujuria lo invadirá todo”.
Nuestras autoridades - y la sociedad huancaína en general- debieran empezar por reconocer sin hipocresías un hecho inobjetable: el “Intihuatana” no se da abasto para atender a las miríadas de desolados clientes (feos, tímidos, antisociales, floros monces, hijitos de mamá, acomplejados, perversos, mañosos, despechados o los que no la hacemos ni con la amiga de todos) que buscamos en esas buenas samaritanas (Magdalenas, Mesalinas, Jeniffers, Vanessas, Adas, Maricielos) un poco de esperanza.
No habrían tantos burdeles ilegales o clandestinos en la ciudad si la demanda no hubiera rebasado la poca oferta existente, y este no es un fenómeno de hoy, sino que ha sido así desde hace mucho. La pregunta es entonces ¿Qué buscan nuestras autoridades clausurando a diestra y siniestra los burdeles ilegales? ¿Por qué este repentino interés por establecer la ley y el orden? ¿A quién benefician?
Alguien planteará, con mucha razón, prestarle atención a la otra cara de la moneda: los vecinos hartos del espectáculo bochornoso y obsceno que tienen que soportar todos los días, de los mataperros que rondan como gallinazos alrededor de las lucecitas rojas, los jovenzuelos que se pasaron de copas, los amigos que hacen chacota mientras esperan al compañero, los clientes insatisfechos que no se quieren ir, los borrachines que nunca acabaron y fueron echados a la calle desde donde gritan que no saben con quién se están metiendo, los proxenetas, las delincuentes disfrazadas de prostitutas y un largo etcétera.
Sin duda sería una necedad (o una maldad) decirles a uno de estos vecinos que ellas, las mujeres públicas, son el ‘refugium pecatorum’ o que siempre (SIEMPRE) dan más de lo que cobran. Y tal vez pensarían que nos estamos burlando de ellos si les dijéramos, como el grupo “Sin Bandera”, que cuando ellas dicen ‘siento’ sientes que son todo, que cuando dicen “vida, yo estaré contigo” y toman de tu mano, por dentro lloras porque aunque sea mentira te hacen sentir vivo, porque aunque es falso el aire sientes que respiras.
Dudo mucho que uno de estos vecinos entienda que para quienes solo despertamos risas o indiferencia en el sexo femenino, las mujeres públicas son lo más cerca del amor que estaremos jamás, son nuestra única oportunidad de tener una vaga idea de su sombra fugaz. Ya lo dijo alguna vez Joaquín Sabina: “acércate a su puerta y llama si te mueres de sed”.
Desde luego, no quisiera que se me malinterprete, la prostitución trae consigo una serie de problemas sociales que tienen que ver con la trata de blancas, la prostitución de menores de edad, el proxenetismo y la delincuencia en general. Pero estos son problemas que no se solucionarán cerrando burdeles que luego se vuelven a abrir o cambian de lugar. Intentemos buscar una solución definitiva.
Desde mi punto de vista, la creación de una zona rosa es urgente, por la seguridad y el control que permitiría y la tranquilidad de clientes y vecinos. Medidas draconianas como las aplicadas las últimas semanas no harán sino aumentar la prostitución callejera, con el consiguiente riesgo de usurarios vecinos y damas de compañía, que son siempre las peor tratadas en todo este lío, a pesar de tener, para citar otra vez a Joaquín Sabina: “un corazón tan cinco estrellas, que hasta el hijo de un dios, una vez que la vio, se fue con ella. Y nunca le cobró, la Magdalena”.

* Publicado originalmente en: "Cátedra Online" el 12 de mayo de 2010

2 comentarios:

DAES dijo...

solo me queda agradecer por todos esos momentos eternos, por hacerme sentir vivo, por ese amor diferente, por ser bella en la luz y en la oscuridad. gracias

Anónimo dijo...

Las describes con tal precisión que no nos queda otra que aceptarlas y decirles una vez más, nunca dejen de ser como son.