Escribo esta “Carta para Melanín” (aunque ya no es una carta y tampoco va dirigida a Melanín) por los mismos motivos por los que Martín Valverde manifestaba haber compuesto su canción “Sigue”: “a modo de automedicamento”. Es decir, escribo esta “Carta a Melanín” para mí, para convencerme a mí mismo de lo que aquí digo, para no dejarme ganar por la nostalgia o la angustia.
Se suponía que esta carta debía empezar comentado una frase que había leído bastante, sobretodo al inicio de la pandemia, en redes sociales, aquella que dice: “éramos felices, pero no lo sabíamos”. Una expresión que me recordaba a mi película favorita “12 monkeys” (Terry Gilliam, 1995).
Se suponía que esta carta debía empezar comentado una frase que había leído bastante, sobretodo al inicio de la pandemia, en redes sociales, aquella que dice: “éramos felices, pero no lo sabíamos”. Una expresión que me recordaba a mi película favorita “12 monkeys” (Terry Gilliam, 1995).
Luego, había pensado contarle a Melanín algunas de mis impresiones sobre la película, decirle, por ejemplo, que todavía recuerdo la impresión que me causó, desde la primera vez que la vi, la escena de James Cole (Bruce Willis) -ese viajero del tiempo, vuelto de un futuro distópico- sacando la cabeza por la ventanilla del auto en el que ha secuestrado a la doctora Kathryn Railly (Madeleine Stowe). La imagen me semejaba la de un perro disfrutando el aire fresco desde el carro de su amo; mientras, del otro lado, la doctora Railly lo mira sorprendida, considerando, quizás, la posibilidad de escapar de su secuestrador en ese instante, en que parece poseído por un éxtasis demente.
Hoy, cuando recuerdo esa escena, no puedo más que comprender al personaje, identificarme absolutamente con él. Ese paseo en auto, al aire libre, estaba tan lejano de la realidad de James Cole, casi como lo está ahora de nosotros. ¿Éramos felices y no lo sabíamos?
Pienso que la frase es insidiosa.
Quizás es otra forma de repetir aquél verso de Jorge Manrique: “todo tiempo pasado fue mejor”. Y no olvidemos que lo que en realidad dice Manrique es que la gente piensa que es así, pero no necesariamente lo es: “como, a nuestro parecer, / cualquiera tiempo pasado / fue mejor”.
En ese sentido (y dado que esta carta tenía por objeto recomendar la lectura un libro) pienso que un producto cultural del que podemos sacar una mejor enseñanza sobre cómo llevar esta cuarentena es “La autopista del sur” de Julio Cortázar (que aparece en el libro “Todos los fuegos el fuego” de 1966). En ese cuento, vemos cómo, cuando algo nos saca de la inercia zombi en la que solemos vivir, no hacemos más que esperar que ese evento pase, se resuelva, desaparezca, se convierta en “un mal recuerdo”, para así poder volver a la “normalidad”. John Lennon habría dicho: “Life is what happens to you while you're busy making other plans” .¿Éramos felices y no lo sabíamos? Pienso que quizás sí, pero lo insidioso de esa frase reside en que es cierto que esta pandemia y las restricciones que implica representan un momento durísimo para muchas personas; no obstante, aquellas que la reproducen en sus redes sociales, son las afortunadas que, cuando todo esto pase, podrán volver a preguntarse lo mismo sobre estos días.


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