Cuando uno piensa en la llamada “Época de Oro” del cine mexicano (1936-1957) inmediatamente se vienen a la memoria nombres como María Félix, Pedro Infante, Dolores del Río, Tin Tan y por supuesto, el del barítono que revolucionó el corrido mexicano, cuyas interpretaciones al lado de Amanda del Llano deben estar entre lo más hermoso que nos dejó esa época: Jorge Negrete.
Recordemos que durante esos años, el cine de comedia también tuvo su auge, no sólo con Tin Tan sino también con Cantinflas, a quien en más de una ocasión se lo ha querido comparar con Charles Chaplin (¡!), injusta comparación. La genialidad de Chaplin (actor, director, escritor y compositor) se manifiesta en la perfección formal de sus películas, en la profunda humanidad que destilan cada uno de sus personajes -desde el ‘Charlot’ de sus primeros cortos hasta el ‘Calvero’ de la formidable “Limelight”- pero sobretodo, en el exigente trabajo intelectual y cinematográfico detrás de cada uno de sus films.
La genialidad de Cantinflas, por otro lado, radica en su increíble capacidad de improvisación y su perfecta encarnación del ‘pelado’ mexicano. A diferencia de Chaplin, Cantinflas no era ni director, ni escritor, ni mucho menos compositor, y muchas de sus películas tenían los guiones peor escritos del cine mexicano, pero se sostienen hasta hoy gracias a él, a su carisma, su simpatía, sus pantalones medio caídos y su gabardina. Es ese talento nato el que le hizo decir al propio Chaplin que Cantinflas era el mejor comediante del mundo.
Quizás por esa forma de improvisar y de jugar con el lenguaje, Cantinflas esté más cerca de los hermanos Marx que de Chaplin. Las películas de Chico, Groucho, Harpo y Zeppo Marx, al igual que las de Cantinflas, se caracterizan por la improvisación, los juegos de palabras intraducibles y los malentendidos que ponen en escena los cuatro hermanos. Seguramente por esta razón los hermanos Marx no son tan populares entre nosotros como Chaplin, pues les pasó lo mismo que le sucedió a Cantinflas: aunque recibió reconocimientos en EE.UU. y hasta llegó a filmar dos películas en inglés, no fue tan admirado y querido por los angloparlantes como por los hispanoamericanos. De hecho, cuando los Beatles diseñaban la cubierta de su revolucionario disco “Sgt. Pepper and Lonely Club Hearts Band” fue a Tin Tan -y no a Cantinflas- a quien invitaron para aparecer en dicha portada, en medio de Edgar Allan Poe y Richard Merkin (lugar que quedó vacío debido a que Tin Tan canceló a último momento).
El hecho de que estos dos gigantes, Cantinflas y Tin Tan, compartieran algunos años de gloria, ha llevado a cierta parte de sus seguidores a hacer ridículas comparaciones y, aún hoy, hay quienes se inclinan por uno en desmedro del otro. Habría que ser justos y reconocer el talento de cada uno en lo suyo, pues se trata de dos tipos diferentes de hacer humor, empezando por los personajes que los hicieron famosos: el ‘pachuco’ de Tin Tan frente al ‘pelado’ de Cantinflas.
A diferencia de Mario Moreno, la gracia de Germán Valdez “Tin Tan” se sostenía en un guión mucho más elaborado y en el acabado más cuidadoso de sus películas. De hecho, Tin Tan era, además de un gran cómico, un buen cantante y un eximio bailarín (¿alguien podría olvidar a Tin Tan improvisando junto a Vitola el aria “Sempre libera” de “La Traviata”?). Se explica así que el éxito de Tin Tan se haya prolongado muchos años más que el de Cantinflas, pues mientras el “pelado” se repetía una y otra vez y sus personajes se volvían cansados, predecibles y declarativos, Tin Tan se adaptaba mejor al paso del tiempo y continuaría haciéndonos reír por muchos años más, hasta aquella aciaga mañana en que se despertó dando gritos de dolor y rogándole a su familia que le pasase sus medicamentos: el cáncer al estómago que padecía, empezaba a ganarle la batalla y terminaría arrebatándonoslo el 29 de junio de 1973.
Aunque Cantinflas y Tin Tan continuaron filmado hasta mucho después de 1957, se considera que la “época de oro” del cine mexicano culmina ese año. Recordemos que el 5 de diciembre de 1957 fallecía en Los Ángeles el inigualable Jorge Negrete, México se declaraba en duelo nacional y miles se reunían en el aeropuerto del D.F. para recibir su féretro. Mientras trasladaban sus restos, seguramente muchos recordaron, como si de un presagio se tratara, el estribillo de una de las canciones que lo hicieran famoso: “México lindo y querido, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí. Que me entierren en la sierra, al pie de los magueyales y que me cubra esta tierra, que es cuna de hombres cabales”.
Es 1957, pues, cuando termina la “época de oro” del cine mexicano y este termina por perder terreno frente al empuje imparable de Hollywood que, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, acaba aplastando cualquier atisbo del cine áureo mexicano. Por esos años, y tal vez extrañando la gloria perdida y el estar en el centro de la atención mundial, México se preguntaba: ¿Quién podrá salvarnos?
Ante esa invocación aparecerá en escena un ingeniero que, casi por azar, terminaría trabajando como guionista de comerciales, luego como escritor de programas cómicos y finalmente como actor. A casi 20 años del fin de su época de oro, México ya contaba con un nuevo y genial comediante, un actor que había asimilado lo mejor de Tin Tan y Cantinflas, un comediante que además de actor era escritor, director, guionista y compositor, un gigante de 1.60m. de estatura, que le devolverá a México la atención mundial que había perdido tras el fin de la “edad de oro” que atravesó su cine. Pero este genio no hará películas -o en todo caso, sus pocas películas no son la razón de su enorme trascendencia- más bien escribirá, dirigirá y protagonizará programas de televisión que muy pronto lo convertirían en un ídolo para varias generaciones de todo el mundo y uno de los personajes más queridos por el público de todas las edades.
En el año 2008 este ingeniero, ya octogenario, con sus programas traducidos a casi todas los idiomas, con millones de seguidores en todo el mundo, con varias generaciones de fanáticos capaces de recitar de memoria diálogos completos de sus mejores capítulos, y con una obra teatral que se había mantenido durante 7 años ininterrumpidos en México, decide despedirse de los escenarios con una gira por Sudamérica. La suerte quiso que uno de los primeros países que visitara fuera el Perú.
Los que tuvimos la oportunidad de cumplir un sueño de la infancia y verlo personalmente cuando presentó su obra teatral supimos, mientras lo aplaudíamos de pie -agradecidos, conmovidos hasta las lágrimas en medio de una ovación que había esperado toda una vida para estallar ese día- que conocer a esa leyenda viviente (digno heredero de una tradición tan pródiga en leyendas) era uno de esos momentos que atesoraríamos para el resto de nuestras vidas, uno de esos momentos que recordaríamos una y otra vez, modificándolos, tergiversándolos, enriqueciéndolos, pero siempre disfrutándolos cada vez que encontremos a alguien dispuesto a escucharnos.

4 comentarios:
Una pequeña aclaración: Jorge Negrete era barítono, no tenor.
Gracias por la aclaración. He corregido el error.
Pedazo de inútil te metes a escribir sobre lo que no sabes. Además tu texto no está entendible, me puedes explicar a quién te refieres en el último párrafo y por qué haces todo un entrevero en el artículo, estás hablando de dos personajes y después metes a otro. Si no sería de mucha molestia, cuando pienses en redactar o escribir un artículo primero ordena tus ideas principales y luego ponte a explicarlas. Muchas gracias y adiós.
Estimada Marjorie, el texto está escrito para que el lector deduzca de qué personaje se trata. Por esta razón, nunca se menciona su nombre de manera explícita y se coloca una fotografía en la que aparece muy joven (mucho antes de hacerse famoso).
Por otro lado, el personaje al que se hace alusión en el último párrafo es, según el autor, un heredero de los personajes que se mencionan anteriormente, de ahí que se hable de dos personajes y luego se "meta" a otro.
Finalmente, agradezco tu intervención y te invito a que, la próxima vez, firmes con tu nombre. Cada comentario que desees hacer es bienvenido, pero, por favor, evita las agresiones y los insultos.
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